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Aparcamiento seguro de bicicletas en estaciones de tren

Código de la propuesta: MOV-2020-10-191

Para incrementar el radio de alcance de las estaciones, para facilitar la intermodalidad y para garantizar la seguridad de los usuarios que acuden en bici.

En todo el mundo, numerosas organizaciones como UITP o los ferrocarriles neerlandeses NS indican que la relación entre ferrocarril y bicicleta es simbiótica. La bicicleta es extremadamente eficaz en tiempos en los trayectos de hasta 5 km, y es un vehículo capaz de hacer trayectos puerta a puerta en condiciones comparables con las del coche. En cambio, en trayectos largos (por encima de 8-10 km) el uso de bicicleta se hace poco práctico, porque los tiempos se alargan y aparecen condicionantes de estado de forma física.

A su vez, el ferrocarril es un medio de muy elevada capacidad y capaz de recorrer largas distancias con elevadas velocidades comerciales, pero la permeabilidad de los grandes corredores ferroviarios es necesariamente reducida por la necesidad de construir infraestructura ferroviaria, tema que no es baladí.

Ambos medios de transporte se complementan a la perfección.

Pero para que el uso combinado de bicicleta y ferrocarril de cercanías sea una realidad, ADIF debe ofrecer sistemáticamente servicios de aparcamiento seguro de bicicletas en las estaciones de tren. Después de la falta de condiciones de uso seguro (ciclovías o calmado de tráfico efectivo), el robo de bicicletas es un factor principal de disuasión de su uso: hasta 3 de cada 4 usuarios que sufren un robo de bicicleta no vuelven a emplearla con habitualidad. Son demasiadas las estaciones en las que no existe este servicio, o las bicicletas simplemente se aparcan fuera, en aparcabicis al aire libre, mientras que prácticamente todas cuentan con aparcamiento designado para vehículos a motor.

Se propone destinar espacio a aparcamiento seguro de bicicletas, al menos para un 5% del número de viajeros previsto, y si es posible a cubierto y en condiciones de seguridad y vigilancia adecuadas.

Para este propósito, se puede recurrir a la creación de cuartos específicos (como el que existe en la estación intermodal de San Sebastián / Donostia), se pueden convertir una cantidad de plazas de garaje para vehículos en las estaciones de tren que cuenten con aparcamiento subterráneo (en una plaza de coche pueden aparcar 10-12 bicicletas).

La propuesta es extremadamente eficiente en costes porque no requiere elevadas inversiones pero permite un gran retorno de la inversión, en la forma de nuevos usuarios de Cercanías que serán fieles al servicio.

Ahora bien, para ser eficaz, esta propuesta ha de ser sistemática: no puede haber estaciones que no dispongan de este servicio, tan básico hoy en día como que haya lavabos o aparcamiento para vehículos a motor.